GRIÑAN, RATO Y OTRAS PROSTITUTAS.

Publicado: abril 19, 2015 en Uncategorized

Gran revuelo el que ha despertado Ciudadanos con su propuesta de legalizar la prostitución. Mientras Griñán y Chávez pasean por los juzgados y otros son detenidos «un rato», la clase política española siempre selectiva y pendiente de lo importante, debate sobre si las prostitutas deberían pagar impuestos y ser legales o seguir sufriendo las inclemencias del oficio más antiguo del mundo en silencio. Mientras la izquierda silba viendo a sus «ex» en los juzgados y la derecha dice no conocer a «ese señor que usted nombra», todos hacen piña curiosamente en no ver a esas señoritas que pasean ligeras de ropa en cualquier polígono o calle de nuestras ciudades incluso delante de nuestros hijos pequeños. Las de Femen, por el  momento, no enseñan nada,  y el resto de las feminazis que antes pedían a gritos ayuda para las prostitutas, ahora no saben en que lugar posicionarse porque a algunas les resulta sexista, machista o recaudatorio, en fin, lo de siempre. Ahora va a resultar que lo que todos deseaban era dejar las cosas como están, haciendo bueno ese dicho francés que dice que «las cosas, cuanto más cambian, más permanecen iguales». Mi opinión es que hace tiempo que se tenía que haber legalizado, lo pensé incluso antes que Rosa Díez aunque parezca increíble, por una simple cuestión de coherencia. Siempre será mejor que estén reguladas, que abandonadas en calles oscuras o polígonos mal iluminados a merced de proxenetas sin escrúpulos e incluso, a veces,  clientes de dudosa salud mental. Lo que necesitan los miles de mujeres y hombres que se ven obligados, o no, a ejercer  tan antiguo oficio, es menos persecución y más protección. Tampoco me sirve eso de que hay que perseguir al cliente, si hay producto se crea demanda, es como querer perseguir al consumidor por comprarle carne adulterada a un carnicero, seamos sinceros, cuando el hambre aprieta…Se come. Se debe perseguir al que obliga a una mujer a prostituirse contra su voluntad, a Griñán, a Chávez, a Rato y a Bárcenas, a los sinvergüenzas, a los delincuentes,  y no a las víctimas, y menos si lo son de sus propias circunstancias. Si es degradante o  no, ya sea para una mujer o para un hombre, porque  que nadie olvide que también hay prostitutos, es algo tan discutible como cualquier actividad que un ser humano pueda llevar a cabo por voluntad propia, ¿ o acaso la libertad sexual no entra en las tan traídas y llevadas libertades personales?. Si usted lo hace por que quiere, usted decide si le degrada, y si no lo hace porque quiere no hay debate, es trata de seres humanos y por lo tanto degradante y delictivo. El hecho de convertirlo de una vez en lo que siempre ha sido, un oficio, serviría en mi opinión para hacerlo menos rentable a las mafias y los chulos que son quienes realmente sacan beneficio a día de hoy de esta situación y al mismo tiempo un respaldo legal a aquellas mujeres y hombres que lo ejercen por voluntad propia y como medio de vida, facilitándoles el soporte legal, sanitario y  normativo necesario para que no siga siendo una actividad sumergida, peligrosa y degradante, que es lo que es ahora. Si fuera legal, se ejerciera en lugares adecuados, con la protección legal correspondiente,  y con luz en vez de en penumbras, es posible que no fueran el gremio que más agresiones sufre, un foco de drogadicción, alcoholismo o punto de mira de personas con tendencias dañinas cuando no directamente asesinas, y para muestra un «shaolín». Ahora todos se agarran al tema fiscal, pero es que no puedes convertir en oficio algo y pretender que no pague impuestos porque simplemente creas un agravio comparativo con cualquier otra actividad remunerada, y esta lo es, así de simple. Así pues señores políticos, persigan a sus «griñanes», «ratos», y demás personajes «prostituidos» a su propia codicia,  y dejen ganarse la vida legalmente con su cuerpo a quienes así lo decidan empleando la ley para perseguir a quienes, pudiendo hacerlo legalmente, prefieran seguir viviendo al margen de la ley,  o a quienes obliguen  a otros a ejercer la prostitución en contra de su voluntad, entiéndase proxenetas, chulos y otros indeseables, y eviten que desde ahora, pueda usarse el término «hijo de puta», como sinónimo de algo delictivo y degradante, obligando a la RAE a cambiar su significado por el de, «hijo de una mujer dedicada al oficio de la prostitución». Creo que suena mucho menos sexista y degradante, ustedes me dirán.

Lo primero es lo primero y lo más importante, lamentar profunda y sinceramente el accidente de avión que ha terminado con la vida de más de un centenar de personas en Francia, fuese cuál fuese su nacionalidad aunque, lógicamente y por la cercanía, duelan «un poquito más» los compatriotas. Y dicho esto, el verdadero motivo de este post, la preocupante falta de educación de la que no dejamos de hacer gala en este país.  El otro día mantuve un educado y demócrata «rifi rafe» con otra persona en Twitter acerca de una tercera opinión de alguien que usó un gráfico sobre cantidad de licenciados en España en comparación con otros países del mundo para resumir el problema de la educación en este país. Mantenía yo la teoría de que hay muchas más causas objetivas para el grave problema de sentido común y cultura que sufrimos mientras ella sostenía que el problema, al menos a la hora de las estadísticas, era la falta de medios, infraestructuras educativas e incluso falta de lugares físicos como gimnasios y otro tipo de instalaciones . De acuerdo con que todas esas cosas son necesarias. Infraestructuras, una ley de educación definitiva que no permita que la cambie el siguiente en hacerse con el poder y un consenso imprescindible, entre todos, de cuáles deberían ser las pautas que definieran el presente y el futuro de la educación de una vez por todas sin partidismos ni fanatismos estúpidos. Vayamos ahora a eso en lo que parece ser nadie quiere reparar, la escandalosa manera en que los ciudadanitos de a pie eludimos nuestra responsabilidad en el sistema educativo que tanto nos gusta criticar. Basta con leerse los comentarios de algunos descerebrados tras el lamentable accidente de avión para ver que aquí fallan más cosas que las cuotas de licenciados, las infraestructuras o las leyes de educación. Yo particularmente no creo que haga falta ninguna ley para educar a tus hijos dentro del sentido común, el respeto, la democracia y la cultura dentro de tus modestas o no tan modestas posibilidades. Culpar a otros de lo que nos pasa es muy español, pero ya no cuela. De tener que leer las «hijoputadas» que he leído en Twitter con respecto a este accidente solo puedo culpar a los que las han expuesto y, si son menores, a sus progenitores. Que nadie culpe al estado, al partido o a la ley de esto, es culpa de unos padres desentendidos de la educación de sus hijos que han delegado su responsabilidad en profesores, leyes o gobiernos aferrándose al inteligente, y responsable pensamiento, de «mientras no esté dándome por culo a mí». Eso de «que se ocupe el maestro» es tan cómodo como poco inteligente, no es el maestro el responsable de la educación de tu hijo, el responsable eres tu. El maestro le enseña, tu deberías educarle. El problema crece aún más, cuando en una alarmante mayoría de estos casos, hablas con los padres y descubres que son exactamente iguales que el niño. O, casi peor, se limitan a negarlo todo o tratar de culpar a otros como única vía de escape a su falta de responsabilidad. Y aquí entra en escena la segunda parte de este título. Leyes mordaza. No estoy de acuerdo con muchos de los puntos de esta ley y en general con ninguna ley que impida la libertad de expresión, pero lamentablemente los españoles nos empeñamos en que se nos tenga que obligar a respetar cosas que deberíamos respetar por sentido común y sin que nadie nos obligara. Lean, lean los tuits a los que me refiero. Y después mediten si son necesarias leyes que impidan que cualquier imbécil pueda causar dolores tan gratuitos a alguien escudándose en la libertad de expresión o en su estupidez. Lanzo una pregunta para que se la contesten a ustedes mismos después de meditarlo convenientemente. ¿ Debería actuarse por ley contra los dos energúmenos que agredieron a los jugadores del Madrid la otra noche en Valdebebas?, ¿ o deberíamos perdonarles a cuenta de la libertad de expresión?. Es más que evidente que en este país la gente tiene una facilidad pasmosa para sacar los pies del tiesto con cualquier excusa razonable o no. Que tenemos una imaginación desbordante a la hora de interpretar la ley a nuestro «puto rollo» es sabido por todos, hay incluso una simpática página en Facebook titulada «Porque un español con un cubata en la mano lo sabe todo y punto» o algo así.  Fantástico, siempre abogo por el humor como escape a las tensiones. Lo malo es que nos creemos que las gracias nos valen para saltarnos la ley y luego, cuando vienen las consecuencias, y en otro alarde de inocencia, queremos arreglarlo con el no menos popular, » a mi es que me había dicho mi cuñao». En un mundo ideal nadie tendría que decirnos que jugar con el dolor de nadie, agredir a otros o insultar a los que no piensan como tu es una actitud intolerante e intolerable, pero el mundo no es un lugar ideal, así es que, y es una lástima creo necesario mecanismos para controlar a esta lacra de imbéciles que de otra manera camparían a sus anchas jodiéndonos la vida a los demás. Mi opinión pues, es que con matices lógicamente, estas leyes son tristemente necesarias para casos concretos. Donde está el verdadero peligro es en la utilización que algunos hagan de ellas, y en esos matices es donde deberíamos estar atentos y vigilantes, y no en el hecho de que existan, porque del hecho de que existan nosotros somos también culpables. Mientras la pobre educación de este pueblo siga fluyendo de modo descontrolado serán necesarias leyes parecidas a esta para evitar que los gilipollas den espectáculos tan penosos como los que se pueden ver o leer cada dos por tres en da igual que red social o calle de nuestra España. Una pena.

Y que me perdonen los invidentes que no va con ellos. Va más bien con los que tienen vista selectiva. No pienso entrar en si Podemos tiene algo que ver con lo de Venezuela o no porque para eso, tendría que saber en qué y cómo han asesorado al Gobierno de ese país y no tengo tanta información. En lo que si voy a entrar, que para eso me he puesto el antibalas, es en las opiniones que leí anoche en Twitter  antes, durante y después de la emisión del programa “En tierra Hostil” de Antena 3. La facilidad que tenemos los españolitos para enrocarnos como los pulpos debería ser objeto de estudio de la National Geographic Society. Yo, con mi pobre y solitaria neurona, puedo entender que se debata prácticamente todo, en eso consiste una democracia mínimamente sana, pero por favor, con argumentos realistas y meditados. Opiniones sobre la situación de aquél país habrá cientos de miles y harían falta otros cientos de miles de análisis para llegar a un mínimo acuerdo en las causas o causalidades que lo han llevado a la situación en la que se encuentra, pero que haya gente que escriba en su Twitter cosas como “son actores pagados por el PPsoe”, me parece hacerse el ciego en un mundo de tontos, perdón quería decir de tuertos. Independientemente de que la culpa la tenga Pablito, el Comandante o Nicolasito, lo que salta a la vista salvo que seas ciego o estúpido es que, en Venezuela, ni libertad, ni bienestar, ni pollas en vinagre. En un país en el que la gente ve una pistola y se la pela es realmente curioso ver, como cuando ve una cámara, se le baja toda la sangre al mismo lado que a mí cuando veo una foto de Charlize Theron. Las caras eran un poema en cuanto veían la cámara, se respiraba libertad de expresión. Solo cuando algunos oían, “Televisión de España”, aprovechaban para pedir ayuda recordándome imágenes de conflictos en los que los desplazados pedían a los aliados o estadounidenses que bombardearan al hijoputa de turno antes de que no quedara nadie a quién ayudar, salvando las distancias claro. Otros de mis comentarios favoritos eran los de quienes recurren al “ingenio” o la “ironía”, como por ejemplo “no tendrán papel higiénico, pero se ven unos cochazos”. Que bendición es tener cerebro. Más adecuadas me parecen posturas como la de la señora Carmena diciéndole a su partido que de eso nada, que hay cosas que hay que condenar las haga quién las haga, porque es de ley y punto. Creo que muchos de esos Twitteros que anoche se lanzaban como lobos a insultar o negar lo evidente deberían hacer un ejercicio de autocrítica y reconocer que matar al pueblo de hambre no es política de izquierdas ni de derechas, es política de hijos de puta. Me sigue sacando de quicio la facilidad que tenemos los españolitos para disculpar en “los nuestros” lo que no soportamos en “los otros”, nos echamos las manos a la cabeza por Bárcenas o Griñan pero disculpamos lo de Monedero o Varoufakis, porque no es lo mismo que Gonzalez tenga un ático en Marbella que Varoufakis tenga uno en Atenas, donde va a parar, ni comparación. Esto me recuerda los programas para “señoras”, (he perdido la razón, voy a meterme en otro charco), en los que cuando un hombre abandona a su mujer es un putero y un golfo, y cuando la mujer es la que abandona al marido, es que ella tiene derecho a buscar su felicidad. Moraleja, que razón tienen quienes dicen que es más peligroso un imbécil que un hijoputa, porque al hijoputa se le puede incluso llegar a convencer, pero el imbécil no ve la realidad ni aunque la tenga delante, prefiere hacerse el invidente.

CULTURA, PATRIA Y MALA EDUCACIÓN.

Publicado: marzo 14, 2015 en Uncategorized

Vaya por delante que soy un analfabeto desde el punto de vista académico. Terminé la EGB como muchos otros de mi generación e inmediatamente tuve que incorporarme al mercado laboral por necesidades personales que no viene a cuento mencionar. Como muchos otros nuevamente. Lo que no hice como muchos otros es utilizar eso como excusa para no aprender cuanto pude ya fuera buscando en bibliotecas, más adelante en Internet o por mi método preferido, el de escuchar a otros que sabían más que yo fuese del tema que fuese o que simplemente pensaban diferente a mi como método para desarrollar una mayor «cultura». Esta noche viendo un programa de la cadena La Sexta me he sentido un poco desilusionado con la media cultural española, media en la cuál me encuentro como reconozco al principio de este texto y  sobre todo desilusionado una vez más con la facilidad que tenemos en este país para perder eso que yo llamo el sentido común, cosa que siempre he opinado que era independiente de la cultura, conozco gente muy culta sin sentido común y analfabetos sobrados de él. Durante la intervención de la candidata a Alcaldesa de Madrid por la formación AhoraMadrid doña Manuela Carmena en la cuál, si bien no justificaba, si al menos disculpaba los problemillas con Hacienda de su compañero Monedero o los tristemente famosos «scratches» he tenido que leer en Twitter mensajes lógicamente a favor y en contra de su postura. Eso es lógico, lo que no me ha parecido lógico ha sido leer frases como que dicha opinión era una muestra de política «sosegada y educada». Yo, que me avergüenzo cuando veo a nuestros parlamentarios golpeando sus escaños, gritando, insultando o gesticulando mientras sus rivales políticos llevan a cabo su intervención en nuestro parlamento, es decir, que me avergüenzo de tener políticos maleducados, no entiendo que alguien quiera justificar el tener ciudadanos maleducados, y mucho menos que a eso lo llamen sosiego o educación. Ninguna sociedad, educada, inteligente ni culta puede tolerar, siquiera justificar, la mala educación venga de parte de quién venga. En un país democrático existen mecanismos más inteligentes y educados que el insulto, la persecución o el acoso para protestar contra lo que no se considera justo. Para colmo, leo como estos mismos ciudadanos, se contradicen a sí mismos dando la razón a mi admirado don Arturo Pérez Reverte cuando dice que la única salida a lo que estamos viviendo está en la cultura. Si he admirado siempre a don Arturo ha sido, no por su valentía a la hora de decir lo que piensa, porque como él mismo dice muy inteligentemente, a veces la valentía te la tienes que meter en el culo por ejemplo para seguir conservando tu empleo y dando de comer a tu familia, sino por frases como que la salida a que te manipulen es tener cultura, que la patria debe ser lugar de convivencia, cultura y unidad, o que es mejor la dignidad que el honor como método para combatir las injusticias. No entiendo como alguien que dice pretender una sociedad culta y sosegada puede defender el insulto o la mala educación como método de protesta, creo que deberían escuchar más atentamente lo que Arturo Pérez Reverte dice. Reaccionar, no significa agredir, insultar o impedir a los demás pensar diferente, reaccionar es utilizar los mecanismos democráticos, educados e inteligentes a tu alcance para impedir que lleguen a manipularnos personajes de dudosa dignidad o catadura moral, véase urnas, o cualquier otro método a nuestra alcance, pero nunca piedras, violencia o coacción, algo que, como también dice él en la misma entrevista, es algo a lo que somos demasiado proclives los españolitos. Yo sueño, creo que como él, con un país en el que sus ciudadanos enseñen a sus hijos a respetar a los demás y a respetarse a sí mismos utilizando la cultura como vehículo para conseguirlo. Padres que les enseñen a sus hijos que se debe respetar y escuchar a los demás para formar entre todos una sociedad de verdad sosegada, demócrata y educada que resuelva sus problemas antes de que lleguen evitando así tener que resolverlos después a pedradas. Una sociedad que gestione su cultura como «patria» en la que todos caben y ninguno sobra, una España unida, plural y demócrata en la que puedas sentirte lo que quieras sin ofender a nadie ni insultar a nadie y sin sentirte ofendido por nadie. Una sociedad en la que no haya que insultar, perseguir ni acosar a nadie por tener una idea porque esa idea se pueda debatir, mejorar o adoptar como propia en beneficio de todos. Una sociedad culta,educada e inteligente y no una sociedad analfabeta, violenta e intransigente. Sueño con que llegue un día en el que algunos, no solo aplaudan a Arturo Pérez Reverte, sino que además, lo entiendan. Y viendo lo que hoy han escrito algunos en su Twitter, creo que no han entendido nada.

A veces en televisión uno ve cosas que le cuesta creer. Un ejemplo es el caso que Jordi Évole trató en su programa “Salvados” sobre la capitana, que no capitán, del Ejército de tierra Zaida Cantera. Que aún queda mucho para que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre en este país es algo que nadie puede discutir, pero que en pleno siglo XXI ocurran cosas como ésta y nadie asuma su responsabilidad por ello es poco menos que denigrante, no ya para las mujeres, sino para todo aquél que se llame a sí mismo “ser humano”. No voy a entrar ya en que existan personajes como el coronel Isidro Jósé de Lezcano-Mújica, que así se llama este caballero por denominarle de algún modo, acosador condenado (que no presunto) a dos años y diez meses de prisión por hacerle la vida imposible a una mujer que no quiso ser el foco de sus frustraciones como hombre. En lo que si voy a entrar es en la cobardía de sus “compañeros” citados como testigos en el juicio de este caso por olvidar, no recordar, no saber, lo que ocurría delante de sus ojos. Admirable y ejemplar que fuera otra mujer la única que testificó a favor de la capitana contando la verdad sobre lo que había visto sin temor a las represalias que pudiera suponerle dicho testimonio, manteniendo así nuestra fé en que tenemos un ejército de valientes aunque haya cobardes infiltrados entre ellos. Admirable también el valor de la diputada Irene Lozano por denunciar todo esto a pesar de chocar contra el muro de la incomprensión de muchos de sus compañeros de parlamento. El resto de ustedes caballeros han hecho bueno eso que se escribía en las cartillas militares de “el valor se le supone”, porque a la hora de la verdad y en su caso, no ha hecho acto de presencia. Mención especial quiero hacer a ese otro valiente Ministro Morenés que manda callar a la diputada dejando así bien claro que don Isidro no es el único machista que sigue mandando en nuestro ejército. Si trata usted así a una diputada elegida libremente por el pueblo como no tratará a una capitana. No quiero ni pensar que ocurrirá con una soldado raso. Ver temblar a la capitana Zaida Cantera mientras contaba su historia a Jordi Évole fue lo más vergonzante que he sufrido como hombre en muchos años, tanto que me sentí obligado a escribirla un twitt pidiéndola disculpas en nombre de todo aquél que se llame a sí mismo hombre. Siempre he pensado que nuestros militares son hombres y mujeres dispuestos a dar su vida por defender a los demás porque es lo que siempre han demostrado acudiendo a misiones internacionales o ayudando a la ciudadanía siempre que se les ha requerido no importando para qué y recordando siempre para quienes. Y sigo pensándolo incluso a pesar de ustedes. Por eso quiero pensar que hechos como este están condenados a extinguirse. Por eso, y también por respeto a Zaida y a el resto de hombres y mujeres que velan por nosotros con valentía y honor, quiero despedir esta opinión, si se me permite, con una licencia cinéfila sacada de la película “Algunos hombres buenos” pidiéndoles a mis posibles lectores que repitan conmigo:

“ En pie. Hay un oficial en la sala”. Y tiene dos ovarios.

LA FUNCIÓN HACE AL MIEMBRO.

Publicado: marzo 7, 2015 en Uncategorized

Cada vez que oigo decir que las administraciones públicas están atascadas se me viene a la cabeza aquella frase de mi abuela de «me se llevan los demonios». Vaya por delante que algo conozco el tema desde dentro porque llevo unos cuantos años trabajando como subcontratado en una de ellas que no viene al caso nombrar. Ya sé que cuando escriba esto muchos se echarán las manos a la cabeza o pedirán la mía directamente por meterme con esa especie de organización intocable que son los funcionarios (dos millones de votos no son moco de pavo para ningún político, lo cuál te da una fuerza que más quisiera un Caballero Jedi), pero que estos «compañeros» se pongan camisetas de «defiende lo público» cuando les bajan el sueldo un 5% y llamen a la lucha a otros gremios cuando ellos han estado mirando para otro lado mientras a los demás nos bajaban el sueldo, no un 5% sino un poco más, me resulta como poco hipócrita, oportunista y rastrero. Que no nos tienen por iguales hasta que no les interesa a ellos ya lo sabía desde  hace años hasta mi querido Jose Luis López Vázquez cuando decía aquello de «que el señor es fun- cio-naaaaaaa-rio», pero que encima me tomen por gilipollas ya me cansa un poco. Por supuesto que no son todos iguales, pero mi experiencia de más de 10 años entre ellos me ha demostrado que la gran mayoría son insolidarios, egoístas y cara duras, por no ser demasiado duro con ellos. Yo, que trabajo doce horas diarias por 900 euros al mes, tengo que soportar que delante de mi cara estos «compañeros» se vayan al bocadillo a las 10 y vuelvan a las 12, salgan a hacer la compra en horario de trabajo, se queden a partir de las 2 a realizar «productividad» y se vayan al bar para volver a las 5 a fichar, etc, etc. Creo que no descubro nada que no se supiera ya. Claro que los hay que trabajan, de hecho en todos los edificios que he trabajado son fáciles de reconocer porque el resto les suelen hacer el vacío acusándoles de ser «malos compañeros». Yo mismo soporto que algunos me llamen a mis espaldas fascista, pepero, franquista, etc o que me definan con ese otro dicho de «eres más tonto que un obrero de derechas» porque tengo la puta costumbre de decirles lo que pienso de su «profesionalidad» y además cumplo con mi obligación lo que para ellos es un agravio comparativo. La cosa es todavía más grave cuando ves que quienes tienen que controlarlos (algunos de ellos puestos a dedito por el amiguete de turno) son los primeros que dejan a las 2 su tarjeta en el cajón para que se la fiche el compañero al que le ha tocado quedarse esa semana hasta las 5 de la tarde. Luego están mis preferidos, los que cuando les dices «eso que haces es un poco de tener poca vergüenza ¿no?», te contestan ofendidos «yo llevo 35 años aquí y esto se ha hecho así toda la vida». Pues sí, cierto, lleváis toda la vida engañando al contribuyente, por una vez no mentís. Como defensa, y aquí viene lo mejor, esgrimen una frase que para mí les define totalmente, mi preferida: » Para eso aprobé una oposición». Pum. Raca. Toma. Aprobé una oposición así que, no contento con que eso me proporcione algo por lo que mataríamos los demás, que es, tener un trabajito fijo del que no me puede echar ningún cabrón porque no le caigo bien, no le gusta como visto o no le mola que conmigo se rían más las secretarias, los amables ciudadanos, esos que tanto me molestan, esos que me hacen levantarme de la silla con lo bien que estaba yo navegando por el feisbu o hablando con mi cuñá, tienen la obligación divina de mantenerme trabaje o no. que normalmente es que no, para que mentir. No hacen falta más funcionarios para desatascar la administración, lo que hace falta es que trabajen todos los que están, lo que hace falta es alguien que les diga que cuando uno trabaja en un servicio público es para servir al público, no para que el público le sirva a él. Lo que hace falta es que de las ocho horas que trabajan rindan, o al menos, procuren estar dentro del edificio para disimular. Lo realmente necesario es que alguien les recuerde algo que muchos de ellos parecen olvidar en cuanto aprueban la oposición; que la función hace al miembro, y el que no lo entienda quizás debería dedicarse al porno, donde es el miembro el que hace la función.

¿QUE FUE DEL 15M?

Publicado: marzo 4, 2015 en Uncategorized

Escribo esto a raíz de un artículo que acabo de leer en el periódico online Estrella Digital y que resume, a mi juicio con bastante exactitud, en lo que ha terminado un movimiento que en su día me pareció un paso hacia adelante y después me ha terminado confirmando que hay demasiada gente que vive cerca del radicalismo no sé si siendo consciente de ello o no. Tuve entonces ocasión de hablar con gente con ideas inteligentes y abiertas sobre el futuro de España, un futuro sin lastres, ni izquierdas, ni derechas, ni rojos, ni azules, un futuro donde la gente pensaba menos en el “yo” y más en el “nosotros”, un futuro donde las viejas ideas dejaban paso a las nuevas sin gritos, peleas ni odios, un futuro esperanzador al que deseaba unirme. Tiempo después, de todas esas ideas, a quedado Podemos, un partido que, siempre a mi juicio, a perdido claramente el norte con discursos caducos que llaman a miedos ancestrales que dividen más que unen y que incitan al odio a otros por sentirse patriotas o por tener ideas diferentes a las suyas. Se mueven en la ambigüedad sobre violaciones de derechos democráticos o llaman compañeros a descerebrados que justifican, cuando no ejecutan, asesinatos o invitan a seguir a personajes que poco o nada han hecho ni harán por la democracia en toda su miserable vida. Y yo me pregunto, ¿donde están aquellos con los que yo tuve ocasión de debatir amigablemente?, ¿donde están aquellos que lograron hacerme cambiar de idea  en algunas cosas y aceptaron que quizás yo tenía razón en otras?. Me niego a pensar que han desaparecido, prefiero pensar que simplemente siguen luchando en la sombra por un triunfo del sentido común que tarde o temprano debería producirse. Quiero seguir creyendo en ellos porque es un poco seguir creyendo en la gente de a pie, porque es seguir creyendo un poco en mi mismo. En la gente que no vivimos de nada de esto, que nos levantamos a las 5 de la mañana para ir a trabajar, que exponemos nuestra opinión en un blog sin saber siquiera si alguien lo lee o a alguien le interesa, simplemente porque no queremos abandonarlo todo permitiendo que la renuncia a nuestras ideas sea la única salida. Simplemente porque creemos que un radical es un radical se sitúe a la izquierda o la derecha de la estupidez. Porque pensamos que el futuro debemos decidirlo entre todos, sin excluir a nadie, en armonía, sin demagogia, buscando el bien común. ¿ Que fue del 15M?, ¿que fue del “nosotros»?. Me niego a pensar que solo han quedado “ellos”.

Demagogia o gilipollez, cualquiera de las dos palabras servía como titular. Puedo entender que se defienda la sanidad básica para los inmigrantes que entran ilegalmente en nuestro país y me explico, que se atienda a una mujer embarazada, un niño o una persona con una enfermedad o dolencia grave que necesita de una actuación médica urgente es humanitariamente lógico y moralmente obligatorio, pero que yo tenga que pagar con mis impuestos la asistencia sanitaria a un señor que vende “burro”, prostituye mujeres o tira policías al metro no es humanitario, es de ser gilipollas (o demagogo si ustedes prefieren). Ya, ya sé que ahora llegara el tonto del culo de turno y dirá que soy fascista , pepero o sabe Dios que otro insulto se le ocurrirá, pero la verdad es así de dura, yo estoy dispuesto a quitarme cosas a mi mismo o a mí familia para ayudar a un pobre hombre o mujer que huye de la miseria, la represión o incluso una muerte segura porque entiendo que todos formamos parte de este asqueroso lugar llamado mundo y que, si fuera al revés, a mi también me gustaría recibir ayuda, pero no me quito nada para favorecer que un hijo de puta que no hace otra cosa en el mundo que joder la pava siga viviendo de puta madre pasándose los derechos de los demás por esa parte que en España tanto nos gusta mencionar. Los cojones, por seguir usando toda la amplitud que me permite el castellano. Para colmo tengo que leer opiniones de médicos diciendo que ellos no están para decidir quién requiere sanidad urgente o no, pero luego esos mismos pseudopolíticos con bata blanca participan en mareas blancas tratando de sí decidir las políticas sanitarias. Por supuesto que están ustedes para decidir, es su profesión, tienen ustedes que decidir quién necesita ayuda urgente y quién hace abuso de una sanidad que no le cuesta impuestos como nos cuesta a los demás. ¿Quién lo va a decidir, un burócrata en un despacho?. Si se hizo usted médico ya asumió que tendría que decidir en situaciones difíciles perdóneme, es como si usted me dice que no amputaría un brazo sabiendo que salvaba una vida porque esa decisión deberían tomarla en un despacho. Usted, y solo usted, es la persona adecuada para saber quién necesita urgentemente ayuda médica y quién no, ¿quién lo va a decidir?, ¿un notario?. Una vez más en este país, digo digo y pienso diego. No hay sistema sanitario que se sostenga si no hay cotizaciones a la Seguridad Social por muy soñador o gilipollas que sea el que lo defiende, así pues, la Sanidad gratuita y completa debe ser para aquellos que contribuyen a ella por muy doloroso que nos parezca, porque lo contrario es acabar no teniéndola para ninguno, y ya se sabe que mal de muchos, consuelo de tontos, o de gilipollas, o de demagogos, llaménlo como quieran.

BANDERAS Y BANDERILLAS.

Publicado: febrero 11, 2015 en Uncategorized

Tras largos años de no pasar de cuartos la selección española de futból cosecha importantes títulos, las calles se llenan de orgullosos españoles envueltos en banderas que celebran con júbilo las ansíadas victorias del equipo pátrio. Las banderas de España ondean en terrazas, vehículos y escaparates de todo el país. ¡¡ Cúanto facha !! Porque lo que yo no sabía es que sentirte orgulloso de tu país es ser fascista. A estas alturas de la vida resulta que llevo toda la vida siendo un facha.Y yo sin enterarme. Puedo entender lo mío, soy muy despistado, pero lo que no logro entender es lo de algunos, esos a quienes amar a tu país les parece un insulto y luego se envuelven en banderas para celebrar títulos de una selección que según sus ideales no debería ser la suya o se pasan el verano con una camiseta de Brasil. Se hace difícil de explicarle a un extranjero como funcionan los ideales de algunos españolitos salvo que uses la genial frase de Groucho Marx, “estos son mis ideales y si no les gustan, tengo otros”. En un país en el que se acusa a la gente que está orgullosa de su origen de ser fascista resulta cuanto menos chocante que luego esos mismos sean tan intolerantes con el derecho de todo “demócrata” a pensar como quiera sin ser insultado o menospreciado por ello. A algunos les convenía leerse cierto libro que escribió un tal Hitler, lo mismo encontraban sorprendentes similitudes entre lo que piensan ellos y lo que pensaba el tal Adolfo en su juventud, justo antes de sentar las bases de su nacional socialismo. Si hay algo realmente peligroso y demostrado a través de la historia, es que un individuo convencido de que solo él tiene la verdad y todos los demás se equivocan hasta el punto de querer “exterminarlos” es sinónimo de desastre. Empiezo a darles la razón a algunos cuando dicen que dan miedo, es cierto, a mí al menos comienzan a darme miedo, porque frases como las del señor Errejón acerca de que habría que masacrar a aquellos que se sienten orgullosos de su país dan miedo. Les añades la palabra judío y les encuentras terribles similitudes con nefastos capítulos de la historia. Y es que algunos parecen tener una necesidad especial de tener algo a lo que odiar, ya sean banderas, religiones o pensamientos. La esencia del nacional socialismo poco más o menos. Permítame que le diga señor Errejón que da usted miedo, y mucho, porque alguien que pretende “masacrar”, aunque sea de cara a la galería, a cualquier otra persona que no piense como él da miedo. Un servidor reconoce que se muere de envidia cuando ve por la tele a estadounidenses, brasileños, argentinos,franceses, etc etc, escuchar sus himnos nacionales con emoción y sentimiento sabiendo que cuando suena el suyo algunos descerebrados e intolerantes se dedican a silbar o a insultar a quienes se sienten orgullosos de un país que es el de todos, independientemente de a quién votemos. Llevar la bandera de tu país debería ser un orgullo diario y no de ocasión independientemente de tus ideales, religión o colores políticos. Lamentablemente no somos un país de banderas sino más bien de banderillas, de cervecita y de alarmante falta de sentido común y tolerancia, esa misma tolerancia que le pedimos a los demás y que luego no sabemos aplicarnos a nosotros mismos y eso, señor Errejón, me da casi más miedo que usted mismo.

¡ AY, SI DE VERDAD PUDIÉRAMOS !

Publicado: febrero 9, 2015 en Uncategorized

Este año 2015, que se presenta especialmente convulso electoralmente, los españoles vamos a tener que decidir cual es la línea de futuro que queremos seguir para salir de la ya consabida y aceptada crisis que nos ha azotado durante estos años anteriores. Durante todo este tiempo, y por aquello de que cuando todo se hunde las miserias salen a flote, han salido a la luz cosas, personajes y comportamientos que son tan deleznables como arraigados en nuestra cultura de «tu pon a un español donde haya». Si hay algo que  nunca me ha gustado de nuestro carácter es esa tendencia a justificar lo injustificable buscando coartada para lo que hacemos mal culpando generalmente a quién me lo recuerda. Si aparco en un vado y me multan la culpa no es mía, es del agente que me ha multado que tenía muy mala leche. Como no hacemos las cosas bien tendrán que legislarnos de nuevo para que lo hagamos, y entonces tendremos la posibilidad de volver a quejarnos diciendo que no se puede legislar todo. Si es que son unos cabrones. Todo esto que a algunos aún les sigue pareciendo gracioso , el «spanis diferen» que sonaba tan chulo, y que tan mala imagen nos da de puertas hacia fuera, lo llevamos a todo y hasta sus más dantescas consecuencias también en política.  Yo que reconozco no ser demasiado inteligente tengo serias dificultades para entender que haya gente que acude a vitorear a un ex alcalde condenando por prevaricación a su salida de prisión, ni logro entender que haya «compañeros» sindicalistas que vayan a la puerta de un juzgado a insultar a una jueza por mandar a prisión a un puñado de golfos que les han estado robando precisamente a ellos. A mí ese grado de estupidez me resulta sangrante , lo siento si les ofende, pero es que creo que debería ser al contrario, deberían aplaudir a la juez e insultar (o mejor denunciar, porque el insulto es una práctica mal educada que no conduce a nada) al pobrecito alcalde que nos robaba, pertenezca al partido al que pertenezca. Observo con estupor como los votantes socialistas siguen defendiendo a quienes nos metieron en una crisis a base de derroches innecesarios y negaciones absurdas, como los votantes del PP siguen defendiendo a quienes derrocharon en tarjetas «black» e hicieron pagar a las clases medias los excesos de las clases altas y los políticos sin escrúpulos y ahora, para remate, como los simpatizantes de Podemos apoyan a quienes no han hecho una solo propuesta concreta sobre su receta para cambiar las cosas y lo único que prometen son utópicas e inconcretas soluciones que dudosamente podrían ponerse en práctica a no ser que uno viva en los mundos del tal Yuppi. Cada vez queda más claro que se trata de una especie de voto de castigo a los demás más que de una alternativa inteligente a nuestros problemas, y lo malo es que utilizar el voto para castigar y no para mejorar es una abominación tan grande que da pavor, porque puedes terminar metiéndote en un charco del que después te cueste mucho salir. Que es necesaria una alternativa al bipartidismo es cada vez más obvio, y alternativas hay muchas y más inteligentes que votar a quienes dicen hoy una cosa y mañana otra y se defienden después diciendo que son invenciones de quienes les temen al más puro estilo «pequeño dictador» . Lo lamento señores pero no cuela, hoy en día todo queda escrito, grabado o filmado y se puede comprobar si realmente se quiere.  Y eso es precisamente lo malo, que hay que querer, que hay que quitarse la venda del fanatismo, que hay que dejar de ir a la política como al fútbol, con mi equipo «manque pierda» o «manque sea un golfo». Que hay que leer y escuchar, analizar con razonamiento y sentido común y decidir después en consecuencia lo que más nos convenga, y no dejarnos llevar por afán de venganza, castigo o por charlatanes de venta ambulante que tienen mucha verborrea y muy pocas ideas que se puedan llevar a cabo. Imagínense si pudiéramos. ¡ Ay, si pudiéramos !. Si fuéramos capaces de razonar y no movernos por impulsos mal meditados, si fuéramos capaces de decidir con inteligencia y visión de futuro, entonces sí que podríamos cambiar las cosas para bien, y no para volver a caer en lo mismo o quizás, quién sabe, si no en algo peor.  ¡ Ay, si pudiéramos !.